No eran sólo los más de doscientos alumnos de 5 a 7 años que les tocaba saludar y cantar a su Madre y Patrona, sino sus familias, los devotos y hermanos que entraban a toda prisa para ocupar un lugar en la parroquia. Más de quinientas personas abarrotaban las naves de Santa Marina, que se quedó pequeña para tantos y tantos fieles devotos.
Los niños fueron los protagonistas, a los que el Sr. Obispo D. Braulio Sáez, OCD, Obispo de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, preguntó sobre el amor a la Madre del Carmelo. Sus respuestas sencillas y emotivas cautivaron a los asistentes. Aplausos y vivas, ofrendas de colores y plastilinas, a la par que la solemnidad del Triduo, hizo que se aunaran fervor, espontaneidad y majestuosidad de unos cultos verdaderamente espectaculares.