LA ARCHICOFRADÍA DEL CARMEN EN LA HISTORIA:
1.2.167 HERMANOS EN 1891.
(Comenzamos este repaso por la historia del Carmen de San Cayetano para conocer mejor esta gran devoción mariana cordobesa)
Uno de los datos más sorprendentes al repasar la historia de la Archicofradía del Carmen de San Cayetano es el altísimo número de hermanos que se anotan en su libro, como en el de cuotas que registra a los cofrades desde 1891 hasta 1903 .
Comienza el libro por la parroquia de san Andrés, cada hermano se anota en su respectiva calle y el número de casa. Se van anotando los hermanos en sus calles por orden alfabético, en las calles Álamos, Alfaros, Arroyo de San Andrés,…
Muchas calles cuentan con gran número de hermanos, como San Pablo, Deanes, Encarnación, así como todo el entorno de capuchinos y de san Lorenzo. Todas las parroquias de la ciudad registran números de hermanos. Sin embargo la parroquia de santa Marina ocupa un lugar destacado, ya que en la calle mayor se registran por ejemplo 37 hermanos. Pero la zona centro también destaca por su devoción al Carmen, como san Miguel y san Nicolás, o zonas más alejadas como la plaza de la Magdalena, la Trinidad y la parroquia de Santiago.
El recuento de hermanos nos arroja la asombrosa cantidad de 2.059 hermanos, que se anotan en estos años desde 1891 hasta 1902, aproximadamente.
Termina el libro anotando los hermanos que residen fuera, en las localidades de Adamuz, Aguilar, Añora, Luque, Bélmez, La Carlota, Cabra, El Carpio, Ciudad Real, Espiel, Lérida, Luque, Granjuela, El Guijo, Montilla, Montoro, Dos torres, Pedro Abad, Posadas, Villafranca, Villaharta, Villaralto, Villaviciosa, Rute, Pozoblanco, Fuenteobejuna, Nerva (Huelva), Escalona (Toledo), La Rambla y Villanueva de Córdoba. Se trata de numerosas localidades, la mayoría de la provincia de Córdoba, pero con presencia de otras cercanas como Ciudad Real, Toledo o Huelva y una más lejana como Lérida. Un total de 108 hermanos repartidos en estas localidades, entre las que destaca Espiel, con 19 hermanos.
En total, 2167 hermanos forman parte de la Archicofradía a finales del siglo XIX, una cifra asombrosa que la convierte en referente del mundo devocional mariano de la ciudad.
2.LOS HERMANOS DEL CARMEN COSTEAN EN 1724 LAS PINTURAS MURALES DE LA IGLESIA DE SAN CAYETANO.
Uno de los aspectos más destacados al entrar en San Cayetano es la decoración completa de sus muros con hermosas pinturas murales. Pues bien, la decoración se debe en 1724 a la generosidad de los hermanos de la Archicofradía del Carmen, como consta en una inscripción en la misma nave central.
Así aparece en el Libro de Protocolo del Convento, siendo prior fray Pedro de san Bernardo (1724-27), se da comienzo a la decoración de la nave principal del templo: "Se pintó todo el cuerpo de la Yglesia, el coro alto, y vaxo, se renovó la vida de Nº. Pe. Sn. Elías (q estava sobre las Capillas (como ahora lo está) y se les echó sus marcos dorados, en las pilastras se pusieron los sagrados Patriarcas, y en las lunetas del dicho cuerpo se puso la vida de Nº. Pe. Sn. Joseph, pintado en la pare, todo lo dicho a costa del cuidado y diligencia del hº Domingo de la Ascensión, ochavero desta Sta. Cassa". La decoración concluye en 1727 con el nuevo prior fray José de san Julián, incorporando los lienzos: "[...] poner todos los lienzos con sus molduras doradas como oy está. Y todo fue preparasión para selebrar las fiestas de la Canonización de Nº. Pe. Sn. Juan de la Cruz que comenzaron sábado 19 de Junio de 1728 y duraron nueve días que el último fue el 27 de dicho mes y año".
Este dato se confirma con la inscripción que se conserva en el nave del templo, en la pilastra que separa las capillas de san Juan de la Cruz y san Elías y que antes estaba oculta bajo el lienzo de san Juan de Dios: SE EMPEZÓ A PINTAR EL CUERPO DE ESTA IGLESSIA EL AÑO DE 1725, SIENDO GENERAL DE LA ORDEN Nº, Pe, fi, PABLO DE LA CONCEPZIÓN I PRIOR DE ESTA CASA fi, Pº, DE Sn, BERNARDO, I SE ACABÓ, AÑO 1727 CON LA LIMOSNA DE LOS HERMANOS DE Nª, Sª, DEL CARMEN, SIENDO PRIOR fi, JOSEPH DE Sn, JULIAN. Esta noticia, que no contiene el protocolo conventual, se refiere a los hermanos de la cofradía del Carmen existente en este templo, con cuyas limosnas se pudo decorar la nave principal.
3.Ramírez de Arellano, miembro de la Junta de Gobierno.
En el Cabildo general de la Archicofradía del Carmen, con fecha de 1 de enero de 1860, que tiene lugar en Santa Marina, asiste D. Teodomiro Ramírez de Arellano como seise. Como hermano mayor es elegido de nuevo Juan de la Cruz Calzadilla, y como seise continúa Ramírez de Arellano. El hermano mayor es reelegido en el siguiente cabildo de 1866, continuando Ramírez de Arellano como seise o el canónigo de la Catedral D. Rafael de Sierra y Ramírez, así como camarero de la Virgen continúa el Marqués de Benamejí. Las sesiones de cabildos continúan hasta el año 1874 con asuntos económicos, como las asignaciones a los capellanes o la hechura de una nueva campana para la torre.
Entre los miembros destacados de la Archicofradía se halla la figura del insigne historiador cordobés D. Teodomiro Ramírez de Arellano (1828-1909), autor de la obra esencial para el conocimiento de la ciudad, Paseos por Córdoba, publicada en 1873. Pertenece Don Teodomiro a la Junta de Gobierno en calidad de “seise”, durante la década de 1860-1870, tal como se refleja en el libro de Cabildos e la Archicofradía. Su pertenencia a la Archicofradía se palpa en el mismo inicio de la descripción de la iglesia de San Cayetano: “Ya es tiempo de penetrar en la iglesia del suprimido convento de San José, de Carmelitas descalzos, abierta al culto gracias a una numerosa cofradía de Nuestra Señora del Carmen, que en ella se venera”. En el mismo comentario a cada una de las capillas del templo desamortizado se detiene en la Capilla del Carmen, comentando que la Venerada Imagen está detrás de una reja de madera en una capilla pequeña que no está acorde con la gran devoción que tiene en el pueblo cordobés.
4.Vinculación con el Ejército de Tierra y la Marina.
Desde el siglo XIX, mediante Real Decreto del 2 de marzo de 1815 el Rey Fernando VII reorganiza el Ejército, pasando el regimiento de guarnición a Valencia, adoptando a Nuestra Señora del Carmen como Patrona del Cuerpo. Pero será concretamente en 1868, cuando llega oficialmente que la Virgen del Carmen será proclamada como Patrona del Regimiento de Infantería mecanizada “La Reina” nº. 2 de Cerro Muriano. Es por ello que la vinculación con el Ejército es muy fuerte, haciéndose presente cada año en la procesión con sus autoridades y un grupo de soldados que escoltan el paso de la Señora. A lo largo de la primera mitad del siglo XX la Banda de Música de este Regimiento le acompañará en su salida procesional y también actuará en las verbenas populares que la Archicofradía organizaba los días después del Carmen.
5.LAGARTIJO Y MANOLETE:HERMANOS DEL CARMEN DE SAN CAYETANO.
La vida de la Archicofradía transcurre con normalidad en sus cultos, novena, procesión y misas de difuntos, así aparece en el acta del cabildo general de 1877. Además de la buena marcha de las cuentas de la hermandad se pone de relieve la vitalidad de la misma. En la reunión del 14 de marzo del mismo año se reseña que la Archicofradía recibe un donativo de 320 reales del torero Rafael Molina y Sánchez “primera espada en el arte del toreo”, donde él y su mujer consta su ingreso en la hermandad. El torero Lagartijo es hermano de la cofradía de Jesús Caído que se reorganiza en 1874.
En la Revista Miriam del mes de julio de 1950, dedicada toda ella a la preparación del VII Centenario de la Entrega del Escapulario a San Simón Stock (1251-1951), aparecen una serie de entrevistas a personajes de la vida social y cultural de la época, testimoniando la devoción al Escapulario de la Reina del Carmelo. Entre estos personajes se sitúa Dª. Angustias, la madre del torero Manolete, ya fallecido en estos momentos. Una de las preguntas de la entrevista es la siguiente: ¿Es cierto que el Escapulario del Carmen que usaba lo llevó el Guerra? Contesta su madre: “Así es. Ese Escapulario tiene historia. Cuando murió el Guerra su mujer se lo regaló a mi marido. Al morir mi marido, yo lo guardé y cuando Manolo se hizo mayorcito se lo entregué. Mi hijo lo llevaba consigo casi siempre”.
También se conserva una carta del Excmo. Sr. D. Álvaro Domecq, publicada en esa misma entrevista:
“Por los demás, Manolete era amantísimo de la Virgen del Carmen. De pequeño subía a menudo con sus hermanas a la iglesia de los PP. Carmelitas Descalzos de su ciudad natal. Encumbrado al pináculo de la fama taurina no por eso cesaron sus visitas a la Santísima Virgen y a dicha comunidad con la que había intimado.
Asimismo ha de recordarse su devoción a las imágenes de Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de cuya cofradía fue Hermano Mayor…”
Hay una fotografía en la que aparece Manolete acompañado por los religiosos del convento, P. Daniel, P. Justo, P. Sabino, etc. La fotografía está tomada en la Huerta del convento en el año 1941 con motivo de haberse comprado el torero durante su gira por México un “Aiga”, un automóvil descapotable de lujo de la época de color azul, siendo bendecido por los frailes carmelitas descalzos a los que el diestro mostraba un gran afecto. Sirva este notable ejemplo para hacer patente su relación con la casa de San Cayetano, así como su devoción a la Madre del Escapulario.
Esplendor ilustre en su historia: la nobleza cordobesa viste el escapulario del Carmen.
Durante el siglo XIX la Archicofradía sigue creciendo, como hemos visto, en número de hermanos, contándose sus devotos por toda la ciudad. Dentro de los libros de hermanos llama la atención la presencia de gran parte de los títulos nobiliarios de la ciudad:
-Excmos. Sres. Conde y Condesa de las Quemadas.
-Excmo. Sr. Marqués del Billar.
-Excma. Sra. Marquesa de las Escalonias.
-Excma. Marquesa Viuda de Gelo.
-Excmos. Sres. Conde y Condesa de Casillas de Velasco.
-Excmos. Sres. Conde y Condesa de Cárdenas.
-Excmos. Sres. Marqués y Marquesa de Villaverde.
-Excmos. Sres. Duque y Duquesa de Hornachuelos.
-Excma. Sres. Marqueses de Benamejí.
Todo lo más granado de la alta aristocracia cordobesa se une a los fieles del pueblo para fomentar la devoción a la Reina del Escapulario. El Marquesado de Benamejí es el que aparece ocupando el cargo de Camarero o Camarera, según ostente el privilegio el Sr. Marqués o la Marquesa. La Marquesa de Benamejí legará sus joyas a la Virgen del Carmen, conservadas hasta el día de hoy. Este cargo será ocupado en el siglo XX por la Condesa de Cañete de las Torres, ilustre bienhechora de la Santísima Virgen.
En la actualidad las Marquesas de la Vega de Armijo y de la Cueva del Campo continúan esta tradición.
El Carmen con la capa de 1919, regalo de la Condesa de Cañete.
La Reina Isabel II y la Archicofradía del Carmen.
Ha llamado siempre la atención a los investigadores la alta presencia de gran parte de la nobleza cordobesa entre las filas de hermanos de la Virgen del Carmen. Esta importancia tiene su origen posiblemente en la carta escrita por la Junta de Gobierno, pidiendo ayuda a la Reina Isabel II ante la situación económica de la Archicofradía, que se debía principalmente a los gastos que ocasionaba el mantenimiento de la Iglesia conventual de San José desde la exclaustración de los frailes descalzos en 1835. Así aparece registrado en el libro de cabildos las cantidades empleadas en la conservación de tejados, muros, etc. En ningún momento es la falta de hermanos o de devoción, sino que la causa hay que buscarla en las dificultades económicas para mantener la Iglesia y el Convento abandonado.
No conservamos la respuesta de la Reina Isabel II, pero el dato más importante es que a partir de ese año ingresan como hermanos todos los miembros de la nobleza que tienen casa en Córdoba.
La carta escrita a la S.M. Isabel II por el hermano mayor D. Rafael de Flores y Urbano dice así:
“Señora: Nada soy …; nada valgo, y pretendo cosas grandes: la fe me inspira, la esperanza me alienta, y la caridad inflama mi alma; pero … necesito protección. ¿Y quién podría dispensármela mejor que V. M. siempre magnánima? A ella acudo, y suplico humildemente se digne concederme una generosa limosna para la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, establecida en el suprimido Convento de San Cayetano de esta Ciudad, de que soy indigno Hermano Mayor. Dios guarde muchos años a V. Majestad y excelsos hijos. –Córdoba, 8 de Marzo de 1877-Señora- A los R.P. de V.M.- Rafael de Florez y Urbano- A la Exreina de España Doña Isabel II”.
Esta carta se copia en el acta de la Junta de Gobierno del 27 de enero de 1878.
Es de sobra conocida la devoción que la Reina Isabel II muestra hacia la Virgen del Carmen, como consta en el regalo de diversos hábitos y mantos bordados en los reales tallares madrileños a las imágenes del Carmen de Baeza, Caravaca o Murcia. Pensamos que no abandonaría la súplica elevada hacia ella desde el Carmelo de Córdoba, ya que comienza a vivir uno de los momentos de esplendor en su rica historia.
También se pide una ayuda de ocho mil reales al Ayuntamiento de la ciudad para la conservación de la Iglesia conventual, donde las numerosas obras iban asfixiando la pobre economía de la Archicofradía. Pero no todo son penas, la hermandad recibe en testamento de Dª Josefa Díaz y Díaz un Niño Jesús para que se ponga en su camarín para que reciba culto, y así se hace ante el notario D. Federico Barroso.
Una Sacristía para el barroco cordobes
Capitana Clemente, imposición del fajín de almirante de la marina española, año 2000
graduaciones años 70
procesión de 1947