Es un momento muy especial, cuando el Milagroso Niño Jesús entra en la iglesia conventual de Santa Isabel y ellas entonan sus cantos, se palpa la intensidad de la oración silenciosa y recogida de las monjas de clausura.
Al concluir, cuando se procedió a bendecir el Retablo Cerámico, ellas nos acompañaron hasta el exterior y estuvieron presentes en la Plaza Conde de Priego para no perderse ese instante que tanto tiempo llevaban esperando. Gracias al Señor y a la Iglesia por el testimonio de estas religiosas de clausura.