La estampa era inusual. Era la primera vez que la imagen de
la Virgen del Carmen Coronada entraba en el Cementerio de San Rafael, y lo
hacía como Poderosa Intercesora por la Ánimas del Purgatorio, ocupando ese
lugar que la fe popular y el magisterio de la Iglesia le ha otorgado desde la
Bula Sabatina del Papa Juan XXII en el año 1322. Era tal vez la primera que una
imagen de la Virgen entraba en el Cementerio de esta manera y en esta
Solemnidad de los Santos.
La Venerada
Imagen del Carmen salía desde San Cayetano a las 10´00 horas para llegar a las
puertas del Cementerio de San Rafael a las 11´45. Varios rosarios y cantos se
sucedieron por un caminar lleno de plegaria y fervor. La luz del sol hacía
brillar sus finas policromías dieciochescas. La expectación entre los fieles
que entraban y salían del Cementerio se palpaba en sus miradas y comentaban
impresionados: “¡La Virgen del Carmen
está entrando en el Cementerio!”. Por entre los cipreses elegantes se
asomaban los fieles para ver cómo pasaba entre los mausoleos y sepulturas de
sus difuntos. Lágrimas en los ojos, rezos por sus seres queridos. La visión era
espectacular. La Virgen parecía mirarse en sus representaciones en lápidas e
imágenes.
La Imagen se
entronizó en la carpa preparada para la Eucaristía, todos querían tocar su
capa, tocar su hábito, mirarle a los ojos. Se repartieron cientos de estampas
con su oración impresa, todos querían una estampa de la Reina Coronada. Toda la
carpa estaba repleta de fieles, varios centenares aguardaban la llegada del Sr.
Obispo. Llegó puntual, se paró delante de la Virgen del Carmen Coronada y besó
su capa, momentos de oración ante la Imagen que coronó hace pocos meses en la
Catedral.
Comenzó la
Eucaristía, el Sr. Obispo estuvo muy cercano con todos aquellos fieles que,
emocionados, recordaban a sus familiares y amigos difuntos. Brillaban sus ojos
mirando a la Virgen del Carmen. En su homilía D. Demetrio tuvo palabras
hermosas llamando a la santidad para todos, recordando el buen hacer cristiano
de tantos hermanos que nos han precedido en el camino de la fe. También recordó
el papel de la Virgen del Carmen como Abogada de los difuntos, en ese ayudarnos
al paso del purgatorio a la vida eterna, porque en el cielo no se puede entrar
con ninguna mota de pecado, dijo D. Demetrio, hay que entrar limpios de
corazón. Y la miraba frecuentemente a Ella, a la que llamó Abogada de las
Ánimas del Purgatorio.
El Sr.
Obispo agradeció a la Archicofradía y a los Carmelitas Descalzos el esfuerzo
por acercar a la Virgen del Carmen hasta el Cementerio, “hace mucho bien a los fieles”, así lo expresó a los frailes y al
hermano mayor.
Al terminar
la Eucaristía, la Santísima Virgen del Carmen regresó hacia San Cayetano,
rodeada del fervor de sus hijos en medio del rezo del Santo Rosario. Sin duda,
un día histórico, una estampa única, como recogía la prensa al día siguiente.