TESOROS MARIANOS.
MARÍA, MAESTRA DE LA FE.
Comisario: P. Juan Dobado Fernández O.C.D.
Dentro de los actos que la Comisión de la Coronación de la Virgen del Carmen del Convento de San Cayetano de los Carmelitas Descalzos de Córdoba ha organizado como preparación al día 12 de Mayo de 2012 en que se corone la Bendita Imagen de la Reina del Carmelo, destaca esta impresionante y excepcional muestra de arte mariano que reúne muchas de las mejores firmas del barroco español.
Tiene lugar en el claustro alto de la Excma. Diputación Provincial de Córdoba y alberga casi ochenta obras de arte de primerísima calidad procedentes de más de una veintena de conventos y una de una institución privada. Muchas de las obras podrán ser contempladas por el gran público por primera vez, ya que salen de las clausuras carmelitanas que las albergaban durante siglos. Hemos contado también con la colaboración de la Comisión del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Esto ha hecho que por primera vez vengan a Andalucía cuatro tallas de Gregorio Fernández.
La exposición se articula en cinco capítulos como si se tratase de ilustrar una biografía de la Virgen María a través de la genialidad del arte. Como prólogo nos recibe un espléndido San Rafael de Valdés Leal para indicar que estamos en la ciudad del Arcángel. El capítulo I, “En la eternidad del Padre”, podemos contemplar una decena de obras que recrean el tema de la Inmaculada Concepción, con obras maestras de Juan de Mesa, Duque Cornejo, Pedro de Mena, Juan del Castillo, Risueño o el genovés Maragliano. Una pintura de Orrente con la Visión de San Juan en Patmos ilustra las fuentes iconográficas.
“Del tronco de Jessé” nos muestra, en el Capítulo II, en otras diez obras, el árbol del que procede María y sus desposorios con José, de la estirpe de David, de dónde procede el Mesías. Obras salidas de Alonso de Mena, autor del busto de Santa Ana, o Hita del Castillo, que talló a San Joaquín, y la espectacular colección de imágenes josefinas salidas de las gubias de Gregorio Fernández, Risueño o Pietro Galleano. O las delicadas pinturas de la Presentación de la Niña María, de Francisco Antolínez, y los Desposorios, de Pineda.
La Maternidad Divina de María ocupa el apartado III bajo el título “El Deseado de las Naciones”, que abarca desde la Anunciación hasta la Presentación y Purificación de la Virgen. Desde el lienzo de la Anunciación de Juan de Alfaro hasta las escenas pintadas por fray Juan del Santísimo sacramento, encontramos bellísimas obras debidas Montañés, Alonso Cano, Cristóbal Ramos, Villegas Marmolejo, Bocanegra y Mena, destacando dos joyas, una Virgen de Trápani de alabastro extraordinaria y la Virgen con el Niño firmada en la roca por La Roldana en 1699.
La más extensa de las secciones, el Capítulo IV, es la que se denomina, “Guardaba todas las cosas en su corazón”, tal como apunta en Evangelio en varias ocasiones sobre la manera de actuar de María cuando los planes de Dios le sorprenden. Abarca todo el ciclo de la Pasión, con un total de veinte obras en el que desfilan una oleada de obras maestras: el Calvario de Camilo Rusconi, el Caído de José de Mora, el Cristo a la columna de Gregorio Fernández, la Piedad de Luis de Morales y la que se relaciona con Luis Salvador Carmona, las pinturas de Antonio del Castillo, y otras más, en la que sólo una Dolorosa del imaginero cordobés Romero Zafra se cuela como obra contemporánea. Pero no sabe uno se quedarse con las obras en marfil o las versiones de la Dolorosa, sevillana, granadina o genovesa.
“Coronada como Reina de todo lo creado”, completa el Capítulo V, que tiene como objetivo mostrar las Coronas de la Coronación. Abre un monumental lienzo de la Asunción firmado por Domingo Martínez y un grupo de la Coronación de la Virgen por la Trinidad de Cristóbal Ramos. Una sección carmelitana sorprende al visitante, con dos grandiosas esculturas de Gregorio Fernández que representan a la Virgen del Carmen y a Santa Teresa, cada una de ellas sobrepasa los dos metros, ricamente estofadas, o un delicado San Juan de la Cruz del imaginero Ruiz Gijón. Un homenaje a la platería cordobesa con piezas de Alcántara, Aguilar, Azcona o Damián de Castro ilustran la liturgia carmelitana. Culmina la muestra la exposición del valioso joyero del Carmen de San Cayetano, con piezas que van desde principios del siglo XVIII a nuestros días, hasta llegar a las dos valiosas preseas que lucirá la imagen el día de su Coronación, cinceladas y repujadas en oro por el orfebre cordobés Manuel Valera, obsequio mediante donaciones de sus incontables devotos.
Y todo ello puede ser admirado cuando uno se marcha en el magnífico Catálogo editado por la Diputación en el que destaca la amplia introducción con la contribución del Carmelo a las artes.
A pesar de los tiempos de crisis, con la ayuda de todos hemos podido realizar esta muestra señera de nuestro mejor arte, pero nada hubiera sido posible sin la generosidad de los conventos de carmelitas descalzos y descalzas de Andalucía y Castilla y León y el empeño de la Comisión de la Coronación del Carmen para seguir adelante cuando parecía que todas las puertas se cerraban. Hoy es una realidad.