Hoy
día 1 de Julio, comienza en mes que concentra una de las advocaciones más
universales de la Madre de Dios: Santa María del Monte Carmelo, la Virgen del
Carmen, la Estrella del Mar, la Abogada de los Difuntos, la Intercesora del
Escapulario, “la que más altares tiene”, como canta la popular copla.
Por
ello, os invitamos a sumergiros en esta hermosa Advocación que habla de
místicos, de claustros en silencio, de órdenes mendicantes, de cofradías
multiplicadas por el mundo, de marineros enfervorecidos, de láminas antiguas
sobre las camas, de fidelidad inquebrantable a una Madre vestida con el color
de nuestra tierra y que nos ampara bajo su amplia capa de misericordia.
Comienzan
en pocos días las Novenas, las Salutaciones, los Besamanos, las Procesiones,
multiplicados en todas las ciudades y pueblos. Son días de Indulgencias, de
gracias especiales que todos los Papas han reiterado a lo largo de los siglos.
Déjame que yo te
cante,
oh hermosura del Carmelo.
Todo el afán y el anhelo
de mi corazón amante
es pedirte suplicante
y con mucha devoción,
que atiendas mi petición.
Virgen del Carmen, te quiero
y muy confiado espero
tu divina protección.
oh hermosura del Carmelo.
Todo el afán y el anhelo
de mi corazón amante
es pedirte suplicante
y con mucha devoción,
que atiendas mi petición.
Virgen del Carmen, te quiero
y muy confiado espero
tu divina protección.
José María Zandueta Munárriz
Os dejamos
esta selección de fotografías de la Madre y Reina del Carmelo en nuestra
tierra, Coronada de amor y devoción en el mundo, presente de punta a punta, en
los mares y en los valles, en los olivos y en las playas, y cantada también por
nuestros poetas, como Rafael Alberti:
¡OH Virgen remadora, ya clarea
la alba luz sobre el llanto de los mares!
Contra mis casi hundidos tajamares
arremete el mastín de la marea.
Mi barca, sin timón caracolea
sobre el túmulo gris de los azares.
Deje tu pie descalzo los altares,
y la mar negra, verde pronto sea.
la alba luz sobre el llanto de los mares!
Contra mis casi hundidos tajamares
arremete el mastín de la marea.
Mi barca, sin timón caracolea
sobre el túmulo gris de los azares.
Deje tu pie descalzo los altares,
y la mar negra, verde pronto sea.
Toquen mis manos el cuadrado anzuelo
-tu Escapulario-, Virgen del Carmelo,
y hazme delfín, Señora, tú que puedes...
Sobre mis hombros te llevaré a nado
a las más hondas grutas del pescado
donde nunca jamás llegan las redes.