Una vez pasados los cultos del Milagroso Niño Jesús de Praga, la Venerada Imagen ha regresado a su retablo pero no lo ha hecho sobre su clásica peana tallada por Pío Mollar en Valencia en 1944. La pieza se ha trasladado al taller del dorador Rafael Barón para proceder a su dorado y restauración, de tal manera que el NIño Jesús puede procesionar sobre ella en su tradicional procesión del mes de mayo.
La peana es un abella piea en la que destacan el querubín y los dos angelotes que sujetan la base en la que se alza la Imagen del Niño Jesús de Praga, fue costeada por la Archicofradía en el año 1944, tal como se anota en el libro de cuentas.
