Al contemplar las fotografías que van llegando a la Archicofradía y el magnífico reportaje de Rafael Parejo, nos llama la atención la belleza de los lugares de la Córdoba de siempre por los que ha pasado la Bendita Imagen del Carmen Coronada y descubrimos que son símbolos de la ciudad eterna. Las ruinas del templo romano de la antigua Tríada Capitolina rinde sus grandezas ante la Humildad de la Esclava Nazarena, las dobles arquerías de la antigua mezquita aljama ha albergado a la que es Orgullo de nuestra raza, la singular Hija de Sión, la Madre del Redentor de toda la humanidad: Jesucristo.
En esa historia de siglos entra la Reina y Hermosura del Carmelo, la que lleva más de cuatro siglos albergando bajo su capa blanca a miles de cordobeses.
Son instantáneas que resumen la belleza de nuestra Córdoba, bella en su historia y más bella aún en la fe y devoción de todos sus hijos hacia la Madre del Carmen Coronada que vive en la Cuesta de San Cayetano.